jueves, 23 de enero de 2014

Trainspirattion Bukowskiano para que conste en acta.

Cuando quieres morirte no te importa nada. No te importa ni la subida del paro, ni la del IVA, ni el importe taxativo impuesto en cosas inútiles que en realidad no existen pero si existen en tu mente, y por las que sea como sea, tienes que pagar. Ni siquiera te importas a ti mismo. No te importa vivir rodeado de mierda ni que las pelusas te coman mientras redactas en tu mente tumbado en tu lecho mortuorio tu certificado de defunción póstuma. Según los postulados que se me han otorgado, yo te reduzco a la categoría de mequetrefe, dijo Dios. Mequetrefes petulantes, mequetrefes inútiles, más de dos millones de cadáveres en Madrid, más de seis billones de difuntos con rigor mortis en putrefacción se pasean por estos lares divagando entre semáforos y mamando de sus respectivos vicios y opios correspondientes,  porque las vacas amarillas hace tiempo ya que se suicidaron.
¿Y qué no haría Jesucristo? Me digo mientras me retraigo que, cuando quieres morirte, tampoco debería importarte esa voz dentro de tu cabeza que te dice que eres una gorda de mierda y que nunca vas a ser nada más que eso.

El David, de Miguel Ángel, no es más que un millón de martillazos. La Mona Lisa, de Da Vinci, no es más que mil millares de manchas de pintura. Tú mismo, no eres más que una gran cantidad de pedazos de carne grasienta colocados de forma correcta.