jueves, 7 de noviembre de 2013

No soy una nota

No soy una nota. No soy una nota. No soy una nota. Me repetía meciéndome sobre mi misma en el suelo de la habitación, después de desvanecerme y echarme a llorar cual niña pequeña sin piruleta, sin recompensa, con ilusión perdida.

No soy una nota. Lo que importa es el esfuerzo y lo que he aprendido. No soy una nota. Soy las horas de más estudiar que de dormir. Soy las tardes de domingo que se convirtieron en madrugadas estudiando. Soy las ocho horas seguidas de estudio ininterrumpido. Soy mi sentimiento de auto superación y cincuenta pares de bolis reventados en mis apuntes. Soy el sentimiento de frustración de Jack.

martes, 10 de septiembre de 2013

Encuentra lo que te gusta y deja que te mate.

Encuentra lo que te gusta y deja que te mate. Cierra los ojos y dime que ves. Dime lo que te llena, la cabeza, los pensamientos, el alma, o en mi caso, el armario. Yo los cerraba y veía pantalones. Pantalones, botas, sandalias, abrigos, jerseys, cardigans, bufandas, pañuelos y hasta calcetines con print de calaveritas entusiasmadas por que las comprara. Cómprame. Cómprame, me decían constantemente todas esas cosas. Paga para que te llene. Para que repose plácidamente en tu armario y después de que pasen cinco meses te canses de verme y me cojas tirria.
Siempre pensé que todo el mundo tenía algo por lo que vivir, algo que le llenara el vacío interior que tenemos todos, algo con que ocupar los pensamientos para hacer ver no darse cuenta de la bien premeditada estrategia consumista de la que formaban parte. La comida, la ropa, los anticelulíticos, las motos, los cómics, los electrodomésticos, los móviles, los cd's, las drogas, los bolsos, llenáte con algo para formar parte de ésto. Entra en éste maldito juego infame que produce mas y más dinero, mas números, mas bancarrota, más deuda, trabaja para ello, vive para consumir, y cuándo ya lo tengas todo, muérete disfrutándolo o peor, no haciéndolo y dándote cuenta que las mejores cosas de la vida, no son cosas.

lunes, 12 de agosto de 2013

Andaba por la acera del asadero que era la calle aquel día, cuando me dije que tenía ganas de escribir. Qué me apetecía dar rienda suelta la imaginación y hacer ver que lo veía todo por primera vez.
 Haría como si nunca hubiera visto a la señora pelopolla que salía andar cada mañana con cara de frustrada porqué no conseguía bajar de peso, o al tipo que bajaba al bar para evitar a su esposa mientras aspiraba el salón, o a la chavala que entraba en el turno del mediodía de la panadería bien peinada, y salia con el flequillo pegado en la frente y un par de quemazos más en los brazos.
También, después de andar hasta el giro de maragall, fingiría no saber nada del sudamericano que miraba los cachetes entrevistos por los pantalones cortos de las chicas que pasaban mientras hacía ver que vendía fruta, ni del sospechoso hombre con corbata que venía a pagarse las putas transcritas en facturas móviles de centenares de euros. 
Luego, tampoco parecería acordarme del extraño funcionario que aguardaba tras el mostrador de la oficina y su esquizofrenia paranoide acompañada de una movilidad gesticular involuntaria en la cara, con un doce por ciento de discapacidad que se cobraba la empresa también transcrito en euros, ni de la compradora compulsiva que le recogía cada día dos paquetes y engrosaba la lista del paro.
Haría ver que no sabía todo eso, y gritaría que el mundo es maravilloso, la vida una puta bendíción de dios y mi existencia un milagro divino e irrepetible.
Pero como lo sé, cómo se todo lo anterior debería gritar entonces que el mundo es nadamás que un pedazo de tierra en el universo plagado de seres humanos o personitas que "hacen cosas", la vida una pesadilla colmada de agonías y mi existencia tan sólo un nada de otro nada aún más grande pero tan pequeño en la inmensidad.


jueves, 17 de enero de 2013

PUEDES CONSEGUIR TODO LO QUE TE PROPONGAS (O NO)

El otro día leí que entre la palabra querer y conseguir está la palabra esfuerzo.
El otro día reflexioné sobre el ya tópico de nuestra sociedad "Puedes conseguir todo lo que te propongas" que viene a ser el eslogan, el carpe diem, el latinajo en español del siglo XXI.
Lo cierto es que es así, lo veamos como lo veamos, nos inculcan la superación personal por todas las vías posibles. No paran de acribillarnos con el más que común, más que sobrevalorado (como uno mismo y las sus capacidades, a veces) "puedes conseguir todo lo que te propongas" ¿Pero y que pasa si no? ¿Y que pasa si no puedes?
Quizá no sea mas que un absurdo cuento infantil. Quizá no sean sólo tres palabras. Querer, esforzarse, conseguir (o no) Quizá sean tres palabras precedentes de un interminable círculo vicioso en el que, después del fracaso, tan sólo nos queda el seguir queriendo, el seguir esforzándose  y en el más desdichado de los casos, el seguir fracasando.
 Por que no hay nada peor que equivocarse una vez, sino hacerlo dos veces, sino hacerlo cada interminable rato.

lunes, 7 de enero de 2013

La única palabra que sólo es una palabra.

"Dios" es la única palabra que sólo es eso, una palabra.

Quiero escribir

Quiero escribir. Me dije mientras pensaba en ello, mientras me visualizaba haciéndolo, confeccionando los párrafos más excepcionales que jamás hubiera creado.
Quiero escribir. Para que seguir negándolo. El quiero crear convirtió hace tiempo en  una pueril excusa, una estúpida forma de simplificarlo, reducirlo a arte. Que banalidad. Allá donde quede el arte quedarán mis talentos, esos que dicen que son innatos, esos que nunca tuve.
Mentira cochina el don y la habilidad preestablecida.